martes, 17 de febrero de 2009

lágrimas bolivarianas...

"La esclavitud es hija de tinieblas, un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción".
"Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad".

"Como amo la libertad tengo sentimientos nobles y liberales; y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos.

"Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía".

"Yo desprecié los grados y distinciones. Aspiraba a un destino más honroso: derramar mi sangre por la libertad de mi patria".

"Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto".


"En el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política".

"Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos.
"El arte de vencer se aprende en las derrotas".

Simón Bolívar,1783-1830. Militar y político sudamericano.

Indignada frente a la caja negra,
viendo como muchos venezolanos sufrían en la distancia
y esperaban en vano un voto a la sensatez,
me pregunté dónde podía estar la respuesta.

Dolorosas ironías de la vida y de la manipulación política,
la respuesta me la dio el prócer en nombre del cual
llamaban a las urnas para votar por el no.

Afortunadamente para los que creemos que es posible
una América más justa y menos corrupta,
las palabras de Bolívar aún hoy tienen vigencia
y se afanan en defender como lo hizo en vida
la libertar frente a la tiranía,
el honor frente a la manipulación,
y la fuerte convicción de tener la superioridad moral.

Alguna vez me pregunté si la libertad de esta América,
que hoy no puede echar a nadie la culpa de sus estancamiento
más que a un puñado de personas como este innombrable
que la dirigen a fuerza de gritos vacíos y de jugar con el hambre,
tenía una vía posible, si era alcanzable.

Si no hay un camino exacto para lograr esa libertad más justa
tengo la firme convicción de que sí hay uno que lleva por la vía contraria
y es el del pueblo vapuleado por uno solo
que no es más que un tirano repudiable
y es el camino que convierte a un pueblo, como lo dijo Bolívar
“en su propio instrumento de destrucción”,
el camino de la ignorancia
que pone hoy en vilo la vida de un gigante como Venezuela.

Para los que no se conformaron ni se conforman con que venza impunemente,
que esas lágrimas amargas se conviertan
en fuerzas redobladas que permitan no abandonar
no ceder en ese camino lleno de obstáculos
por el que los latinoamericanos seguimos pagando
un precio muy alto, a costa de nuestra propia dignidad.
Ustedes que fueron desde cualquier rincón del mundo
para apoyar el no,
tienen algo que es imposible les sea arrebatado
la superioridad moral que le falta
al que se enriquece haciendo a un país y su gente
más pobre, más ignorante.

A ustedes, un abrazo grande y mi admiración,
por no dejarse vencer ni aún en la derrota.

Que no nos engañen, ¡esta no es la Venezuela que quería Bolívar!