Parecía que nadie se acordaba,
que mientras cerca de 210 uruguayos continúan
"desaparecidos,
muchos muertos,
otros condenados a años de silencio
en casa o tras los barrotes,
o al exilio,
la impunidad de militares,
asesinos, torturadores,
que campearon a sus anchas durante la dictadura,
vivía entre nosotros.
La justicia, parece llamar a la puerta,
porque la memoria del pueblo
no olvida
y porque,
en alguna medida,
los juicios penales son necesarios
para dar legitimidad
a la lucha de muchos seres humanos
por la justicia
y por evitar el olvido forzado.
Es un pequeño paso de la justicia uruguaya,
que sea antecedente
en América Latina, en África, en Asia,
allí donde la lucha por los derechos sigue cobrando vidas.
Un reconocimiento a las y los que luchan
de manera pública o anónima,
porque la voz de los que no están, nunca se apague. Gracias.
